🕊️ Cuando la sensibilidad no cabe en una estructura profesional
Hace unas semanas, me animé a contactar con una entidad que, en teoría, trabaja para dar visibilidad y apoyo a las Personas Altamente Sensibles. Lo hice con ilusión, con respeto, y con la esperanza de poder colaborar o simplemente compartir un diálogo desde lo humano, desde lo real.
Pensé que hablaríamos el mismo idioma. Que habría escucha, apertura, curiosidad genuina.
Pero lo que recibí fue otra cosa.
En el primer mensaje, antes de interesarse por lo que yo podía ofrecer o por quién era, la persona que lo dirige me lanzó esta frase:
“Quiero que sepas ante todo que somos una asociación/fundación de profesionales.”
No fue lo que dijo, sino cómo lo dijo. Un tono seco, jerárquico, innecesariamente distante. Aunque entiendo que quiso informar del marco de trabajo, lo que ese comentario me transmitió fue:
“Tú no eres una profesional. No estás a nuestra altura.”
Y lo sentí como un portazo. Suave, pero portazo igual.
No tengo títulos oficiales. No porque no quiera formarme, sino porque mi salud y mi situación económica no me lo han permitido. Tengo una hernia discal que me impide trabajar, y vengo de un entorno donde no hubo apoyos. Vivo sola con mi padre, no tengo una madre presente, y he cargado desde la adolescencia con ansiedad, depresión y un largo proceso de sanación emocional.
Y a pesar de eso, me construyo cada día.
Escribo, creo, escucho. Investigo, aprendo, comparto. Sostengo a otras personas PAS que, como yo, se han sentido solas, invisibles, rechazadas incluso por los espacios que deberían entenderlas mejor.
Por eso duele. Porque cuando una supuesta entidad de apoyo responde desde la frialdad y la superioridad, no solo cierra puertas. También confirma el mensaje que tantas veces hemos sentido:
“Si no tienes un título superior, no importas. Si no tienes un título superior, ya no nos vales.”
Y lo siento, pero no.
Yo no me voy a callar.
No necesito palmaditas. Pero sí exijo respeto por la experiencia humana, aunque no venga con un máster adjunto. No voy a seguir encogiéndome para encajar en estructuras que olvidaron su propósito.
La sensibilidad no es algo que hay que explicar con tecnicismos.
Es una forma de estar en el mundo.
Y si eso no tiene espacio en ciertos entornos, entonces esos entornos no están preparados para lo que viene.
Yo estoy empezando mi camino.
Sin adornos, sin permiso, sin filtros.
Con verdad. Con alma. Con historia.
Y con una visión muy clara:
Ser la voz que a mí también me habría gustado encontrar cuando más lo necesité.
—
Mireia Kemet